Hoy que es un dia tan señalado quiero compartir con vosotr@as un regalo que viene de la generosidad de una mujer que fue víctima y hoy es una mujer libre:
"Me llamo……., tengo 33 años y un hijo de 18 meses, soy Utielana de corazón, pero eso da igual, YO PODRIA SER TÚ.
Casi todo el mundo tenemos nuestra propia opinión sobre la violencia de género. Yo era de las que decía que el día en que un hombre se atreviera a ponerme la mano encima esa vez sería la última. La vida me ha enseñado que casi todos tenemos una idea equivocada de que es la violencia de género y de dónde están los límites de ésta.
Son muchos los pensamientos y sentimientos que me atormentaban cuando veía que mi relación no era como las demás, cuando me daba cuenta que mi pareja no se comportaba conmigo igual que con los demás, que cuando me quedaba a solas con él era como el mismo diablo…pero él me culpaba de todo y al final me sentía culpable.
Desde mi experiencia creo que parte de la sociedad sigue sin entender la situación por la que pasan y hemos pasado muchas mujeres, creo que no entienden los mecanismos que las encadenan irremediablemente a la violencia.
Yo vivía encadenada a mi pareja, primero porque estaba embarazada de cinco meses, encadenada junto a él a las deudas económicas, encadenada a su promesa perenne de que dejaría el alcohol y las drogas, encadenada a la esperanza que cuando él viese la cara de nuestro hijo vendría el cambio...llegó mi hijo y el cambio que yo tanto ansiaba tampoco llegó.
Y tú podrás pensar...¿por qué aguantaba eso?¿Por qué no dejé la relación?, te responderé, recuerda ahora y siempre esto que ahora te digo: "Yo tenía miedo".
El miedo es un lugar horrible, cuando vives en él, Yo dejé de ver y hablar a mis amigos, a mi familia, al mundo, para vivir presa en un zulo, mi casa. Allí todo era oscuridad, no escuchaba a nadie, sólo oía sus gritos, sus reproches, sus desprecios, sus insultos, dejé de verme en el espejo, porque no había nada que ver. Aquel reflejo no era yo, en él ya no había nada, porque eso es lo yo creí llegar a ser, nada.
El miedo me susurraba cada día: ·"nadie va a creerte!" "exageras!" "¡Estás loca!"o "Te quitarán a tu hijo y se lo darán a tu verdugo!"
El miedo llegó a apoderarse de mi igual que lo hacía mi pareja, un poder que lo usaba para ir desmontando mi vida para luego venderla pieza a pieza.
La primera vez que visité al psicólogo de la Oficina de la Ayuda a la Víctima, yo no estaba en el mundo y me fue fácil pasar desapercibida entre vosotr@s simulando una vida de normalidad, siempre justifiqué coherentemente las salidas de tono de mi pareja, incluso escribí una carta a un periódico diciendo que la culpa la teníais todos vosotros. ¿Por qué?. Tenía miedo.
¿Qué hizo que dejara de tener miedo?
"el miedo te puede paralizar y hacer que dejes de usar lo que tienes entre las orejas que es lo único que va a hacer que salgas, tu inteligencia. En cuanto fui consciente de que estaba en este mundo, y que estaba volviendo a aprender, empecé a ver de nuevo mi silueta en el espejo ello me permitió ponerle nombre a mi miedo y hacerle frente. Lo que me retenía y me impedía avanzar era ÉL en ese momento le pude poner nombre y ponerlo en lugar visible en mi vida, mi pareja desde ese dia se convirtió en EL ANCLA"
Y era claro que lo que tenía que hacer era soltar los lazos que me ataban a él y me impedían avanzar….
Por eso, ahora pienso que cuando tenga delante de mí a una mujer que sujeta con fuerza a su hijo recién nacido y que dice que no quiere denunciar, pienso: "Ella tiene miedo".
Cuando vea a una mujer que a pesar de no tener moratones en el cuerpo, dice que no quiere denunciar, pienso: "Ella tiene miedo".
Yo hoy sigo aprendiendo para gritar con fuerza "tengo miedo", todavía hoy once meses después no se ha celebrado mi juicio y a veces aún tengo ecos lejanos de ese miedo.
No sabemos con certeza el día en que deje de existir la violencia de género, pero todos podemos hacer algo, dejar de condenar a las víctimas porque no entendemos porque soportan el maltrato. Es algo sencillo, simplemente hay que decirles a todas ellas: "Aquí tienes mi mano, tómala, no tengas miedo" es una cuestión de fraternidad, tú no tienes por qué entender por qué lo he tolerado, no tienes por qué entender el porqué Tú sólo tiende tu mano para salir de aquí, no esperes a que ella te lo pida, hazlo sigilosamente porque igual tiene miedo a que él se entere, sólo aguarda el momento que alguien en el mundo se dé cuenta que hace tiempo que yo no está en él.
A todas las rehenes y secuestradas, a todas las que lleváis un Ancla aferrada en vuestra vida: lo primero que debéis a hacer es a decir que tenéis miedo, a ver que detrás de cada justificación vuestra por cada golpe, por cada mala palabra, no hay amor, sino miedo. Y al miedo se le puede vencer, sólo con ayuda, ellos (la sociedad, los policías y guardias civiles, las asistentas sociales, tus vecinos, las oficinas de la ayuda a la víctima, tus amigos, tu familia...) a partir de hoy ya están preparados para no juzgarte ni para preguntarte el porqué. Sólo di estas dos palabras y vendrán a buscarte, te liberarán de tu cárcel, a ti y a tus hijos, sólo di: "Tengo miedo".
Gracias a las Oficinas de Ayuda a la Victima del Delito en Utiel y Requena y al servicio psicológico de Utiel, yo estoy dejando el camino del miedo y a conocer que hay otra forma de vivir fuera de él, poco a poco vuelvo a dibujarme a mi misma en el mundo, he recuperado mis sueños, veo a mi hijo crecer feliz, la paz ha vuelto a mi vida, el silencio ha empezado a parecerme maravilloso y la vida ha vuelto a aceptarme.
Cuando llegué a la primera consulta con el psicólogo me di cuenta de que yo no me sentía de este mundo, había perdido cualquier referencia con la seguridad y con la tranquilidad, el primer día, trabajamos con una imagen de seguridad, una imagen en la que tendría que pensar cuando sintiese que volvía a desconectarme del mundo, y tras mucho buscar en mi interior apareció: una playa solitaria, con el mar en calma, con el sol sobre el horizonte, allí sólo había silencio. Según fuimos avanzando con la terapia mi playa se fue llenando de personas, mi hijo jugaba, era feliz y yo, también lo era viéndole sonreír, no tenía que preocuparme de nada más, de nadie más, sólo de vivir ese momento... Con el paso del tiempo mi playa ha cambiado, cada vez hay más gente en ella, gente feliz, en mi playa ya aparecen mis amigos, mi hijo ya no juega sólo mientras lo observo y yo ya no estoy sola. Hoy mi playa, ya no sólo es un atardecer, mi playa existe 24 horas, la seguridad, la estabilidad, la calma y la felicidad convive conmigo a diario. Cambié la violencia por el amor, el dolor por la comprensión, el sacrificio por el apoyo, el soportar por el compartir. Cambié la idea de que mi hijo necesitaba un padre, por la idea de que mi hijo necesita amor.
Yo soy Yo Venci a Ese Algo, Yo Vencí al Miedo. Yo podrías ser tú"
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